
Dicen que la ciencia es compleja, que está reservada a aquellos cuya inteligencia y dedicación es elevada, e incluso algunos piensan que la ciencia es aburrida.
Todos se equivocan, tal y como nos mostraron el pasado viernes 25 de Mayo de 2018 en el Espacio Fundación Telefónica Madrid, calle Fuencarral nº 3, el científico (bioquímico y farmacéutico) Juan Carlos Izpisúa, y el Doctor Pedro Guillén, fundador de la clínica CEMTRO y experto internacional en traumatología deportiva, en un evento moderado por Pere Estupinyà.
Juan Carlos Izpisúa comenzó con una brillante presentación en la que explicó dónde estábamos hace años, cuando se publicó el mapa del genoma humano, y cuando nos creíamos en la cima del conocimiento biológico. Desde aquella foto de principios del año 2000, en la que Bill Clinton (por aquel entonces presidente de Estados Unidos de América) aparecía junto a Craig Venter (presidente de Celerea genomics) y Francis Collins (encargado del proyecto Genoma) han pasado 18 años, y los avances en este período han sido impresionantes. Basándose en ejemplos claros y reales, Izpisúa mostró cómo podía ser posible la manipulación genérica en tres estadios de desarrollo humanos, y de esta forma corregir enfermedades, tales como el síndrome de downd, degeneración macular que produce ceguera, o enfermedades con códigos innombrables.
Siempre desde la experimentación previa en ratones, e insistiendo en la gran similitud que estos tienen con la especie humana, el equipo del doctor Izpisúa, así como otros grandes investigadores a nivel internacional, habían conseguido, usando técnicas como la famosa «tijera» CRISP cas 9, manipular y corregir estos errores.
A lo largo de la exposición, se hizo hincapié en la importancia que tienen los factores epigenéticos, y cómo el entorno (alimentación, medio ambiente, actividades, ….) llegan a alterar notablemente nuestro «mapa genético», abriendo y cerrando así las llaves que desarrollan ciertas enfermedades. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que no todo lo que está escrito en nuestros genes es imborrable. Asombrosa fue la foto que mostró en la que múltiples gemelos univitelinos donde claramente, a lo largo de los años, estas personas eran diferentes físicamente: altura, color del pelo, expresión facial, peso….¿Significa esto que «podemos» activar esas llaves, en nuestro mapa genético, y prevenir enfermedades, cambiar completamente nuestro cuerpo?
Para finalizar su presentación, Izpisúa nos llevó a reflexionar sobre la necesidad de tender puentes entre los científico, los estudios, o las ideas, y la práctica clínica. Dio paso así al Doctor Pedro Guillén, que tal vez con demasiada aceleración, mostró cómo trabajaban codo con codo entre los equipos de la clínica CEMTRO y los profesionales del instituto SALK, así como de otras instituciones dedicadas plenamente a la investigación. Gracias a estas colaboraciones, temas como la regeneración celular del cartílago son ya una realidad, con las que incluso después de 15 años, un paciente que había sido intervenido con el objetivo de curar su rodilla, estaba disfrutando de una nueva «vida», como si nada hubiera ocurrido.
En la fase de debate que continuó existieron varias voces «discrepantes» con respecto al punto de vista de que estas técnicas debían o no orientarse a la obtención de la inmortalidad, entre ellas la de Jose Luís Cordeiro, de la Singularity University , aprovechando además para hacer eco de su nuevo libro, La Muerte de la Muerte. Jose Luís expresa que grandes compañías como Google, Microsoft, u otros gigantes tecnológicos, tienen unas líneas específicamente definidas para «obtener la inmortalidad», y estaba indignado por la posición que se hacía en España acerca de esta filosofía. Ante tales comentarios, Izpisúa reforzó una parte fundamental del discurso, y es que el objetivo principal de estos avances científicos es «curar» cada una de las enfermedades. Cuando todo eso se haya conseguido, tal vez se podrá avanzar hacia otras metas.
Otra de las preguntas, o reflexiones que se lanzaron fue la de si esta «tecnología» no estará al alcance de unos pocos. ¿Qué ocurre con los países menos desarrollados? ¿Qué ocurre con aquellas personas que no tienen medios económicos para acceder? Y, una realmente interesante, ¿Qué sucederá cuando la tecnología esté disponible a nivel doméstico, en los garajes de los ciudadanos (biohacking), se producirán mutaciones en los seres humanos, accederemos a otros desarrollos paralelos de la especie?
Deja un comentario