Mientras estudiaba la carrera, años atrás, me gustaba probar y toquetear todo. Luchaba contra la interfaz visual (que ahora me resulta tan terriblemente cómoda) y defendía a capa y espada opciones como Linux.
La línea de comandos era mi amiga, y todo lo que no fuera pantalla en blanco y negro (o verde esmeralda, como en los antiguos VT100) era repelido.
Ahora que han pasado los años, me he dado cuenta de que trabajar «a pelo», aunque fuera una salvajada, te forzaba a mantener la mente alerta. Siempre podías optar a ejecutar un comando, y notabas que tenías relativa libertad. Windows ha facilitado enormemente el que gente ajena a los ordenadores, puedan usarlo como herramienta del día a día, pero también ha causado mucho daño, haciéndonos cómodos en nuestras interfaces visuales.
¿A qué viene todo esto? Pues que estoy recuperando mis conocimientos de programación, ya que me divertía enormemente, y he visto que aun sobreviven románticos de la línea de comandos. Mejor dicho, viven con la energía que hace falta. Un ejemplo lo he visto en Ruby on Rails (RoR), un framework sobre Ruby con el que estoy empezando a juguetear. Uno puede optar por IDEs molones, como netbeans, pero por lo que he visto, hay muchos programadores que tiran directamente de su vi o emacs como editor de texto favorito, lanzan comandos desde sus bashes y…todo como en los viejos tiempos!!
Al desempolvar esos conocimientos confieso que me he divertido muchísimo! Vuelve a preocuparme el qué pasa cuando ejecuto ….. y no sólo hacer clic en el lateral de la pantalla.
No dejemos que nos «tontunicen», de vez en cuando es bueno echar la vista atrás y retomar lecciones de la vieja escuela….
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